sábado, 11 de junio de 2011

Brasil: Dilma se rodea de mujeres fuertes.

Dilma apuesta en su Gobierno por mujeres fuertes y gestoras
Idele Salvatti, la líder más dura del Partido de los Trabajadores, es la nueva ministra de Relaciones institucionales


Tras el terremoto político causado por la salida del ministro de la Casa Civil, Antonio Palocci, quien llevaba a cabo la difícil tarea de construir la compleja articulación política entre Gobierno, Congreso y partidos aliados, sustituido por la joven senadora Gleisi Hoffmann, hoy la Presidenta Dilma Rousseff ha vuelto a sorprender al mundo político cambiando al importante ministro de Relaciones Institucionales, Luiz Sergio, por otra mujer: Ideli Salvatti, actual ministra de Pesca, considerada una de las líderes más duras y polémicas del Partido de los Trabajadores.

Física de profesión, Salvati había sido la líder del Gobierno en el Senado y era temida no sólo por la oposición sino también por los partidos aliados. Ella misma hoy, al conocer su nombramiento, en sus primeras afirmaciones ha dicho con claras letras que en su nueva tarea de articulación política "Tratara de escuchar mucho", pero que "no siempre será paz y amor".

Con el nuevo e importante ministerio entregado a una mujer y a una mujer de carácter fuerte, poco diplomática, la Presidenta Rousseff vuelve a mandar un mensaje de que quiere, para gobernar el país, rodearse de mujeres y sobretodo de mujeres con pulso, gestoras y realizadoras.

Hasta el expresidente Lula da Silva se sorprende viendo como el Gobierno del país está cayendo cada día con mayor fuerza en manos de mujeres y de mujeres duras, con carácter, poco diplomáticas. Lula dijo ayer,: "Las dos figuras más importantes del ejecutivo, dijo, ya son mujeres", refiriéndose a la Presidenta Dilma Rousseff y a la nueva ministra de la Casa Civil, Gleisi Hoffman, apellidada de "tractor" en el Senado y que ha sucedido al sutil y diplomático, Antonio Palocci. Lula aún no conocía el nombramiento de hace horas de la nueva ministra de Relaciones Institucionales, un puesto clave del Ejecutivo.

Dilma encontró gran oposición hasta el último momento incluso dentro del Partido de los Trabajadores, el partido de la nueva ministra. Preferían a alguien con mayor capacidad de diálogo con los aliados y con la oposición. Pero Dilma ha sido tajante. De la ministra Salvatti habia dicho ayer que la apreciaba porque "era capaz siempre de defender al gobierno con uñas y dientes". Y lo es.

Dilma está apostando claramente por este tipo de mujeres para crear su nuevo gobierno, casi lo opuesto de lo que era el de Lula, donde él consiguió que los ministros acabaran dialogando entre sí, incluso con la oposición a la que acabó casi eliminando con la fuerza de su carisma y simpatía personal.

Cuando un amigo suyo preguntó a Lula, durante la campaña presidencial por qué había apostado para sucederle en una mujer y si no hubiese dado mayor seguridad un hombre, le respondió: "Es que tú no sabes que Dilma es más hombre que nosotros dos juntos". Lula llevaba razón. Las mujeres por ella escogidas para el primer plano del Gobierno (son ya once) son más duras como carácter y como políticas, que muchos de los ministros hombres y que ella misma.

Existe mucha expectación- al parecer en el mismo Lula- por ver los resultados concretos, en un futuro próximo de esta decisión de Dilma de querer que el Estado y el Gobierno sea conducido más que con malabarismos políticos o con interminables juegos diplomáticos entre el partido del Gobierno y los otros diez partidos aliados para asegurar una cierta armonía entre ellos, con una política más directa, llevada a cabo por gestoras exigentes y duras capaces de presentar resultados concretos al país.

Hace sólo unos días cuando el mayor partido aliado del gobierno, el PMDB, al que pertenece el vicepresidente Michel Temer, se disponía a desobedecer al gobierno y votar el Código Forestal que prevé la amnistía a los desforestasdores de la Amazonia, calificada por Dilma de "vergonzosa", la Presidenta pidió a Paolocci, entonces aún ministro de la Casa Civil, que llamara al vicepresidente Temer y le amenazara con echar a los cinco ministros del partido si votaban contra el Gobierno. Lo hicieron.

Es una apuesta de riesgo, la de un gobierno duro en la difícil partida de póker que la primera Presidenta mujer de Brasil está dispuesta a jugar, cada vez con mayor independencia de su mismo tutor Lula en un país donde la política siempre se ha caracterizado en el arte de los compromisos.

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