lunes, 6 de junio de 2011

La magia de las letras/ensayo.

La magia de las letras

Por Mary Bermúdez

Desde siempre he sentido una atracción por los libros y la lectura, pero de dos años a la fecha esto se ha convertido poco a poco en una verdadera pasión, no solo por los libros, sino por la literatura y sus creadores, esto es el resultado de estar muy cerca de un creador literario, un escritor: Iván, que no sólo tiene bastos conocimientos de técnicas literarias, historia y los más diversos datos, anécdotas y sobre todo autores, también ama la literatura y la fuerza que esta encierra. De la mano de él he aprendido a apreciar lo que las letras son capaces de proporcionarnos.

Hoy sé que un escritor requiere más que una historia que contar y su trabajo es faraónico, escribir es sencillo pero, hacer literatura, aportar, eso es un trabajo que va mucho más allá. Por ejemplo y solo por mencionar algunos escritores Homero, Cervantes Saavedra, Kafka, Gabriel García Márquez, Paco Ignacio Taibo II, incluso Umberto Eco, todos ellos han dado su vida dando vida a las pasiones humanas, al idealismo, a la crítica, la construcción de mundos nuevos, quizás imaginarios pero que en un momento, en el momento justo de leerlos cobran una realidad absoluta.

Existe en la creación literaria algo mágico, nunca miente, pues nada afirma y hace uso del pacto de ficción con el lector, pues una novela se desprende en una muy pequeña parte, de un hecho real para irse desarrollando a través de la ficción, pero invariablemente termina por convertirse en una historia real, verosimil, en cada uno de sus personajes.

He visto nacer y crecer personajes de una novela, sentir esa emoción de verlos tomar fuerza y arrebatarse de la pluma para después volver y dejar que sea el escritor quien defina el camino. La obra literaria sobrepasa al mundo real que incorpora. Por ejemplo, Iván me comenta que haciendo un análisis de El Quijote de la Mancha, se puede ver una crítica social y de ideología muy fuerte, la cual queda “escondida” entre metáforas. Lo que a simple vista parecería la historia desenfrenada de un loco, no lo es y se ha convertido en un parte aguas en donde el héroe helénico desaparece para dejar paso al antihéroe.

Diría entonces, que un escritor es también alguien a quien no le basta la simpleza de la realidad y entonces crea, inventa otro lugar más completo. La literatura es la conexión entre los conceptos de realidad y ficción pues sugiere la narración de hechos ficticios basados en hechos reales (también sentimientos, experiencias, descripciones o simplemente ideas sueltas aparentemente sin un contenido objetivo racional). La literatura presenta un carácter ficticio en el sentido de que necesita de un ente comunicador que relacione lo sucedido o el hecho en si mismo con el lector (aunque esté en primera persona y coloque en el relato datos biográficos).

Lo que el autor expresa tiene relación con lo que quiere destacar del mundo real. Así, puede burlarse de la realidad o halagarla, o engañar al lector, etc. No necesariamente quiere dejar un mensaje en el lector directamente (o una moraleja) pues a veces un texto se presta a varias interpretaciones (según costumbres distintas o épocas distintas o características personales distintas).

La ficción es el mundo de las posibilidades, de lo que pudo ser y nunca fue, donde todo es posible todavía porque podrá suceder. La irrealidad de la ficción no es lo fantástico ni lo inverosímil sino lo simplemente posible en la realidad. Un sin fin de posibilidades y opciones guiadas por la pluma de un creador literario, puestas a nuestro alcance a través de las letras, letras que no tendrían sentido alguno sin la fuerza y el espíritu a veces sereno, otras exaltado y otras más locas de esos escritores, dedicados a hacer de un mundo común, un mundo lleno de color, pasión, historia e imaginación.

Es así como ahora puedo entender la magia de las letras, los mundos creados por creadores que a fin de cuentas nos permiten vivir, viajar, conocer y disfrutar de otros mundos, otras vidas y otros tiempos, en donde todo es verdadero y posible, hasta que cerramos el libro.

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