lunes, 20 de junio de 2011

Los radicales se mudan del Sol.

El sector radical de la acampada asegura que el Ayuntamiento de IU le ha invitado a instalarse allí

Algunos «indignados quechua» recogían ayer, a su modo, sus tiendas y bártulos durante la mañana La veintena de tiendas de campaña que quedaban en Sol pasarán a la historia. El sector radical que las mantenía desplegadas tiró el domingo por la noche la toalla para seguir instalado en el kilómetro cero. Eso sí, la vuelve a extender en Rivas-Vaciamadrid, donde, según afirmaron los nómadas de la «spanish revolution», el Ayuntamiento, el único de toda la región gobernado por Izquierda Unida, les ha dado permiso para asentarse en la plaza del Consistorio.

No se sabe si el calor de la última semana, el agotamiento o el distanciamiento con el rescoldo del 15-M que queda en Sol en el mega puesto informativo les ha llevado a tomar esta decisión, pero lo cierto es que ayer, a las 19.00 de la tarde sólo permanecían una decena de acampados. La otra mitad había recogido sus bártulos por la mañana. «Esta noche, supuestamente, quitarán todo. Querían haberse ido a Vallecas, pero ahí no se lo han permitido».

Algunos abanderados del movimiento, al margen de estos radicales, opinaban ayer que así se va a comenzar la «acampada itinerante» de la que se habló en algunas asambleas; otros sostenían en el mismo puesto de Sol que continuarán acampados en Rivas «porque no tienen adónde ir. Van por libre».

Por su parte, los dueños de las «quechua» garantizaban que así la revolución «seguirá presente» allá donde se lo permitan o les requieran.

En pijama al Congreso
Parece que, poco a poco y sin mediación del Ministerio del Interior, la plaza va recuperando la normalidad por sí sola a merced de lo que decida parte del 15-M y sus afiliados. Aunque la conocida como «villa Quechua» desaparezca, la acampada continúa 37 días después con tres instalaciones que continúan generando el desagrado de los comerciantes de Sol.

Por un lado está la nave de madera que hace de puesto de información, que ha ganado espacio en la última semana. En este lugar pernoctan una decena de personas para evitar que derruyan la construcción. Por otro está el puesto de alimentación, que no termina de levantar el vuelo, aunque hace amagos, y, por último, el espacio de arte, que no saben qué hacer con él: «Queremos que el material se exponga en algún sitio, pero tenemos que decidir cómo», explicaban.

Ayer comenzó a moverse por las redes sociales una iniciativa de acampada en pijama frente al Congreso durante la madrugada del miércoles. El objetivo, protestar contra la negociación colectiva. En el puesto de información de Sol no garantizaban que se llevara a cabo, ya que la propuesta no había sido consensuada.

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