domingo, 5 de junio de 2011

Portugal: un voto de castigo a Sócrates.

Passos Coelho acaricia la mayoría absoluta en Portugal
Los votantes castigan al actual primer ministro, José Sócrates, que anuncia su dimisión como líder de los socialistas tras la derrota.- Con una amplia victoria, los conservadores del PSD deberán aplicar el duro programa de austeridad exigido por el plan de rescate

Victoria sin paliativos del líder de la oposición de Portugal. Pedro Passos Coelho, 47 años, candidato del conservador Partido Social Demócrata (PSD), será el próximo jefe de Gobierno de Portugal, con el 98% de los votos escrutados, obtiene una clara victoria en las elecciones legislativas de este domingo, con un porcentaje del 38,8%. En los comicios de 2009 obtuvo el 29,1%.

El primer ministro saliente y candidato del Partido Socialista (PS), José Sócrates, gran derrotado, obtiene el 28% (36,5% en 2009). En tercer lugar queda Paulo Portas, candidato del derechista Centro Democrático Social (CDS), con el 11,7% (10,4%). El arco parlamentario se cerrará con los dos partidos a la izquierda de los socialistas, la coalición de comunistas y Verdes, con el 7,9% (7,8%), y Bloco de Esquerda, con el 5,2% (9,8%).

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Al poco de conocerse los resultados de la derrota, Sócrates ha anunciado que dimite como líder de los socialistas lusos. "No me escondo detrás de las circunstancias, esta derrota electoral es mía, y quiero asumirla por entero esta noche. Por eso creo que ha llegado el momento de abrir un nuevo ciclo político en el Partido Socialista", ha dicho ante los militantes y la prensa con los ojos enrojecidos y visiblemente emocionado.

Poco antes, el portavoz del Gobierno, José Viera da Silva, reconocía la amplitud de la derrota. "Son resultados claros que todo el mundo tiene que reconocer", ha declarado ante los decepcionados militantes socialistas congregados en un céntrico hotel lisboeta. Todo lo contrario de la euforia que se vive en la sede del PSD, cuyo secretario general, Manuel Relvas, ha subrayado que el resultado de las elecciones "es el reconocimiento de un proyecto de cambio y de esperanza para Portugal".

La amplia victoria de Passos Coelho supone un vuelco en el escenario político portugués, dominado por el PS desde febrero de 2005. El ganador acaricia la mayoría absoluta: los primeros resultados le atribuyen entre 107 y 121 diputados, que es la mitad más uno de los 230 diputados del Parlamento unicameral portugués, llamado Asamblea de la República. Si no gobierna en solitario, el PSD buscará una alianza con el CDS, en una reedición de la coalición que gobernó entre marzo de 2002 y febrero de 2005.

Hasta el sábado había una unanimidad aparente en Portugal sobre la necesidad de un Gobierno de amplia base parlamentaria para aplicar el duro programa de austeridad pactado con la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI), a cambio de un préstamo de 78.000 millones de euros. Portugal ha tenido varias alianzas de gobierno, del PS y CDS (1976 y 1977), PS y PSD (el llamado Bloco Central de 1983-1985), y el PSD y el CDS entre 2003 y 2005. Pero después de la contundente victoria de Passos Coelho, la tentación de gobernar en solitario sobrevuela en las primeras horas de la noche electoral.

Alta abstención

La jornada se ha desarrollado con total normalidad, en un día caluroso que muchos portugueses aprovecharon para pasar en la playa. El clima y el desencanto político que predomina en el país no invitaba a ir a las urnas, como refleja la elevada abstención, que rondará entre el 38% y el 43%, según las primeras estimaciones. En las legislativas de 2009 fue del 40,3%. Doscientos mil portugueses estuvieron en condiciones de votar por primera vez en unas elecciones legislativas, por haber cumplido 18 años.

El vencedor votó a las 11 de la mañana en Lisboa. Ante el acoso de los periodistas, Passos Coelho hizo unas breves declaraciones para decir que Portugal está en un periodo difícil, "pero este país comenzará a tener prosperidad dentro de dos o tres años". Y añadió: "El país sabe que es observado por el exterior con mucha atención. Y todos los portugueses merecen que estas elecciones transcurran con el mayor civismo". Sócrates, por su parte, votó una hora y media después, también en la capital portuguesa, y se limitó a decir que es "una impresión equivocada" pensar que "los portugueses están desinteresados de la política".

Lucha contra la bancarrota

El próximo Gobierno no tendrá tiempo que perder. Tiene sobre la mesa un detallado programa de austeridad firmado con los organismos financieros internacionales, que acarreará una elevado coste social. Pero antes, el próximo 15 de junio, tendrá que devolver al mercado la friolera de 4,899 millones de euros en vencimientos de deuda pública. Este mismo día, el Tesoro tiene prevista una subasta de unos 750 millones de euros en títulos de deuda.

Las previsiones más negras del futuro no son solo de la oposición o de los que critican el programa de austeridad. El Banco de Portugal, que ha firmado el acuerdo con la troika de la Comisión Europea, FMI y Banco Central Europeo, reconoce que el impacto y social de las medidas "serán substanciales" y prevé un escenario macroeconómico para el futuro próximo "particularmente severo".

A los portugueses les espera una experiencia como la que han vivido el último año los griegos. Hay varios puntos en común entre los dos casos. Ambos países se vieron obligados a pedir ayuda exterior para no caer en la bancarrota. A cambio del rescate millonario de la Unión Europea y del FMI tuvieron que aprobar sendos programas de austeridad.

En Grecia, el nuevo gobierno socialista de Yorgos Papandreu tuvo que estrenarse hace un año con un plan de ajuste tremendamente impopular, que incluía un recorte salarial de los funcionarios, aumento de impuestos, eliminación de prestaciones sociales y flexibilización del mercado laboral. La consecuencia inmediata fue un descenso del ingreso de la mayoría de la población, con la consiguiente caída del consumo y la inversión.

Las medidas de austeridad para Portugal serán un calco de las aplicadas en Grecia, por lo que los efectos no serán muy distintos, con la salvedad de que el Gobierno de José Sócrates ya había aprobado anteriormente varios planes de ajuste.

Las previsiones de la Comisión Europea hablan por sí solas: la economía tendrá una contracción del 4% entre 2011 y 2012; el desempleo llegará al 13% (los sindicatos prevén el 15%). En términos reales, los salarios bajará el 3,6% este año, y el 1,9% en 2012, el acceso al crédito ya sufre una gran retracción, con lo que el consumo caerá 4,4% en 2011 y el 3,8% en 2012.

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