sábado, 17 de septiembre de 2011

España. Exposición Proyecto Juárez.

Proyecto Juárez se inauguró en el centro cultural Matadero, en Madrid

“Boicot” del gobierno de México para impedir exposición, denuncia especialista
Se documenta la violencia, la cotidianidad, los sonidos y el silencio de Ciudad Juárez, dice Mónica David

“Había una línea impuesta desde arriba para que no se hable mal del país”, dice



Madrid, 16 de septiembre. La exposición Proyecto Juárez, inspirada en la cotidianidad de Ciudad Juárez, Chihuahua –inaugurada hoy en el centro cultural Matadero, de Madrid– fue “boicoteada” por las autoridades culturales de México, para impedir que saliera de ese país, afirma la curadora Mónica David.

Manifestó que les habían asegurado, por conducto del Instituto de México en la embajada mexicana en Madrid, que recibirían ayuda económica, al menos algún boleto de avión para trasladar a los artistas participantes en la exposición colectiva que “tanto incomoda a las autoridades”.

De última hora, y casi sin tiempo para reconducir la situación –asevera Mónica David– les explicaron que “no había salido” la licitación. “Nosotros hemos sabido que había una línea impuesta desde arriba para que no se hable mal de México, que no se toque el tema de Ciudad Juárez, mucho menos en exposiciones de arte que salgan del país.

“Ha sido casi una hazaña montar la exposición sin depender de las ayudas públicas y a pesar de los obstáculos que nos pusieron. Ha habido momentos en los cuales sentimos que sufríamos un boicot. Y eso es muy triste”, explicó la especialista.

Capitalismo llevado al extremo

En una imagen real, vista en la ciudad fronteriza de Nogales, Sonora, está el origen de Proyecto Juárez: un anciano con el pelo raído, largo y blanco se arrastraba por las calles de la ciudad y se peleaba, sin fuerzas, con un perro por un pedazo de tortilla. Es una metáfora de la frontera. Del norte de México, de la severidad del capitalismo llevado al extremo que se contempla con nitidez en Ciudad Juárez, Chihuahua, urbe que inspira la exposición Proyecto Juárez, donde se muestra la crudeza del México fronterizo, con su violencia e intensidad, con sus sonidos y silencios.

Se trata de una propuesta coral, poliédrica, que tiene como origen y final a una de las urbes más violentas y peligrosas del mundo, pero también a una de las ciudades en las que el concepto del sistema capitalista ha sido llevado al extremo, con sus maquilas y su producción industrial. De ahí que la ciudad sea un pozo sin fondo de inspiración para los artistas contemporáneos –mexicanos y españoles– que participan en la muestra, para lo que se les invitó a pasar una o varias residencias en la ciudad. Para recorrer sus calles, para sentir la intensidad de su vida cotidiana, para conocer –sin el filtro de los medios de comunicación– lo que pasa ahí dentro.

Mónica David, curadora de la muestra, fue quien en 2006, después de ser testigo de la imagen del anciano peleándose con un perro por un trozo de tortilla en las calles de Nogales, se empeñó en crear un pequeño grupo de trabajo para exponer lo que ocurre en la frontera.

A partir de ahí comenzó un largo y complejo trabajo que propició 14 obras, las cuales se exhibieron por primera vez en el museo Carrillo Gil, de la ciudad de México.

“En Ciudad Juárez tenemos un discurso llevado al extremo de forma evidente. Por un lado tenemos esta construcción de lo masculino y lo mexicano, con toda esta historia del pasado glorioso de los héroes de la región y del país. Todo eso genera un sistema de poder vertical y violento. Es muy obvio lo que está pasando y allá se ve aún más claro: en la política lo que prima es la seguridad y el beneficio económico. Así ocurre en Ciudad Juárez y en el resto del mundo y eso equivale a volver a la ley del viejo oeste, donde todo está permitido si lo que buscas es protegerte y ganar dinero”, explicó la especialista.

En las 14 obras hay referencias a los estructuras de poder más presentes en Ciudad Juárez: el “Estado asesino”, la frialdad y severidad del capitalismo y la producción industrial, las vallas electrificadas e hipervigiladas que dividen y aíslan, la bipolaridad evidente de la riqueza y la pobreza. Al menos eso pretenden, por ejemplo, la videoinstalación del artista Yoshua Okón, quien creó una maquiladora que exporta risas enlatadas a Estados Unidos; o el proyecto del artista español Santiago Sierra –quien ha residido muchos años en México–, que habla de las “palabras de fuego”, en clara alusión a la barbarie de las armas y la violencia endémica.

El proyecto es muy simple, con palabras de 15 metros de altura –el mismo tamaño de las letras del conocido anuncio luminoso de Hollywood– se escribió la palabra “Sumisión”.

Uno de los objetivos de la exposición es llamar la atención respecto de lo que ocurre en Ciudad Juárez, para que sea vista sin las posturas habituales, para mostrar su vitalidad cultural, su incesante provocación al artista.

En la exposición también participan Carlos Amorales, Gustavo Artigas, Artemio, Democracia, Iván Edeza, Enrique Jezik, Ramón Mateos, Antonio de la Rosa, Artur Zmijeski y Santiago Sierra.

Ivan Edeza, quien hizo una analogía de un cartel publicitario para denunciar la destrucción de los sitios de convivencia de los más pobres, explicó que son su obra intenta “reflejar por un lado la especulación inmobiliaria y la criminalización de los espacios de los pobres. Poner en evidencia el discurso moral de dos caras: mientras estaban demoliendo los bares del centro y las cantinas, en el otro puente, o sea justo enfrente, se construían instalaciones de tres pisos para table dance, del estilo de Las Vegas.

Eso es muy representativo de la doble moral de la gente del norte, que en el fondo creo que está expandiendo la cultura de lo desechable. Las personas, las mujeres son desechables. Si lees las declaraciones de los comisionados, los políticos y los jueces sobre los asesinatos de las mujeres te das cuenta que no les importa nada”.

Vitalidad cultural

Edeza explicó que ve a “Ciudad Juárez como un experimento de hacia donde va el resto de México y yo diría que del mundo. Es un concentrado de lo que pasa con un sistema tan violento, como es el caso de la mutilación de la memoria, las modificaciones al espacio público, la especulación de la tierra. Es una realidad sin maquillaje. Y que se hace aún más evidente en estos momentos en el que el país está muy tenso a raíz de esta guerra que emprendió Felipe Calderón contra los civiles. Aunque él diga que es contra los narcos, en realidad es una guerra de control y de miedo para que las personas vivan atemorizadas. Es una farsa. Es una guerra contra los civiles”.

Mientras Ramón Mateos, autor de una pieza compuesta con tres videos, en los que es tan importante el sonido que la imagen, explicó que su “experiencia de trabajar en Ciudad Juárez fue muy intensa. Es una historia muy especial, pues es mucho más complejo de esa idea de ser es una de las urbes más violentas del mundo. Eso no es lo más notable, quizá es más importante verla como una ciudad-laboratorio del capitalismo o como una ciudad de complejidades tremendas que tiene profundas contradicciones entre lo público y lo privado.

Por ejemplo, Ciudad Juárez es la sexta ciudad del mundo en capitalización internacional –al nivel de Hong Kong–, sin embargo esa entrada de dinero privado no repercute en la ciudad. De hecho, la renta per cápita por habitante sigue siendo muy baja. Y eso genera desequilibrios muy profundos, y es tan notable como la violencia. Es probable que esas contradicciones sean las causantes de la situación de muerte y violencia”.

(La exposición Proyecto Juárez concluirá el 13 de noviembre y estará acompañada de un ciclo de video titulado Framed Juárez, que difunde obra de artistas de Ciudad Juárez.)

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