domingo, 11 de septiembre de 2011

Guatemala: La mano dura.

Pérez Molina: 'Mano dura no es represión sino un compromiso con el fin de la violencia'

A un paso de ganar en primera vuelta por primera vez en la historia del país, Otto Pérez Molina levanta odios y pasiones a partes iguales. Mientras que para unos es el militar que ordenó algunas de las peores masacres durante la guerra para otros es el hombre que pacificó el país. 'El General', como es conocido en Guatemala, llega a las elecciones de este domingo con más de 25 puntos de ventaja sobre su competidor el populista de derechas Manuel Baldizón.

Al frente del Partido Patriota (PP), que él mismo fundó, los guatemaltecos han puesto sus esperanzas en este militar que ofrece acabar con una violencia que ha hecho de Guatemala uno de los más violentos de América. Pérez Molina, de 61 años, perdió hace cuatro años con su eslogan "mano dura" pero previsiblemente arrasará este domingo con uno nuevo: "mano dura, cabeza y corazón".

Hace cuatro años perdió las elecciones, pero hoy 'El General' se perfila como el favorito. Pérez Molina considera que en todo este tiempo "han cambiado muchas cosas". "He aprendido mucho y sobre todo he aprendido lo que no hay que hacer.

Su llamamiento a emplear 'mano dura' no ha sido muy bien entendido por algunos sectores que lo acusan de querer implantar la represión. Él se defiende argumentando que la violencia es una de las principales lacras del país y recuerda la presencia de los Zetas, que controlan amplias bolsas de territorio. "Soy consciente de que el término 'mano dura' levanta polémica en el extranjero porque se asocia a autoritarismo y represión pero no es así, sino una forma de resumir el compromiso que tenemos para afrontar con seriedad el desafío de la violencia".

El militar asegura que va a cambiar el negro horizonte de la violencia en Guatemala. "Creemos que falla la justicia (en Guatemala el 98% de los delitos no se resuelve) y hay que refundar la policía y el Ministerio del Interior. Vamos a aumentar el número de agentes para llegar a los estándares mínimos que nos garanticen la seguridad. Paralelamente, los servicios de inteligencia tampoco están funcionando y son fundamentales para combatir al crimen organizado", explica.

No quiere que comparen a su país con México. Él está convencido de que la situación en Guatemala es diferente. "En México los cárteles han crecido muchísimo porque ellos son el último punto antes de llegar a EEUU, y aunque se les haga frente, plantan cara. Guatemala es un país de tránsito, pero no es el único camino que pueden encontrar. Si nosotros los atacamos, ellos buscarán otras rutas. Todavía estamos a tiempo de plantarles cara y recuperar el territorio", asegura convencido.

Recuperar el control territorial
Además, afirma que unas de sus principales prioridades será la de "recuperar el control territorial". "No vamos a acabar con el narco, pero sí vamos a lograr que busquen otras rutas", añade.

'El General' defiende a ultranza su derecho como militar retirado a presentarse a las elecciones y participar en la democracia, y niega de forma tajante haber violado derechos humanos durante su etapa en el ejército. "Me retiré hace 11 años y nunca ha habido ni pruebas ni argumentos que me impliquen en violaciones a los derechos humanos. Durante todo este tiempo he estado dispuesto a enfrentar la justicia o cualquier acusación. Es más, yo participé en la Guerra civil y en la zona donde estuve desplazado, en el Quiché, es donde vamos a ganar con más contundencia porque ahí la población sabe que yo fui a luchar por la paz y a cambiar las cosas".

Así, no duda en reivindicar su papel durante las negociaciones de paz. "Por aquel entonces yo pasaba ocho días en México negociando con la guerrilla y otros ocho en Guatemala convenciendo a los militares de que estábamos haciendo lo correcto. En el ejército había resistencia a terminar la guerra, porque el sentimiento era que habíamos vencido a la guerrilla pero que había que terminar con ella sobre el terreno, en la montaña. Afortunadamente logré convencerlos y hoy recibo el reconocimiento de muchos que me llaman el general de la paz. Veinte años después del fin de la guerra, estoy luchando por la Presidencia para construir esa paz que se firmó pero que nunca llegó a Guatemala", afirma orgulloso.

Pérez Molina está dispuesto a cambiar la imagen de un país, marcado por la violencia, la pobreza y la falta de oportunidades, sobre todo entre la población maya. "Vamos a empezar a llevar los servicios básicos a estas poblaciones y a fortalecer el sector agrícola para pasar de la subsistencia a la excedencia que garantice el abastecimiento interno".

Para conseguirlo pretende crear un Ministerio del Desarrollo Social, que "institucionalice estas ayudas para que dejen de ser moneda electoral en manos de una sola persona". Hasta ahora han sido controladas por la polémica Sandra Torres, ex mujer de Álvaro Colom.

Políticas sociales
Aunque hace cuatro años las políticas sociales no eran una de sus prioridades -basó su campaña en la seguridad-, el general quiere demostrar ahora que son "sensibles" a los problemas del país y que conocen "bien" el sufrimiento que padecen muchos guatemaltecos.

Respecto a los problemas en el Valle del Polochic y el respeto a las tierras comunales, se muestra tajante: "Es un tema que requerirá una atención especial y que tiene que ver con la conflictividad agraria y cómo resolvemos el acceso a la tierra de los pueblos indígenas y el registro de la propiedad. Tenemos que hacer una reforma que garantice el respeto a la propiedad comunal. El fondo de tierras ha hecho una gestión pésima y hay que reformarlo. No seré yo el que hable de reforma agraria, pero hay que dar una respuesta a este problema para que no haya guatemaltecos viviendo como refugiados en México o desalojos violentos como el de Polochic".

'El General' quiere alejarse de la imagen que lo vincula sólo a los poderosos y, por eso, explica que el dinero de su campaña, que ha costado unos siete millones de dólares, ha salido de las donaciones de miembros del partido y de empresarios, pero no sólo de grandes empresarios sino también de "pequeños y medianos", que consideran que el Partido Patriota es el "único capaz de darle un nuevo rumbo al país".

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