martes, 20 de septiembre de 2011

PEMEX desea la tecnología de REPSOL.

Pemex espera "capturar beneficios concretos" en Repsol a bajo precio
La mexicana calcula que influir en la estrategia de una petrolera similar le costaría de 10.000 a 30.000 millones de dólares en lugar de los 1.600 de Repsol


La compañía estatal mexicana del petróleo Pemex cree que su alianza con el grupo constructor Sacyr Vallehermoso, primer accionista de Repsol con un 20%, es una "oportunidad" para "capturar beneficios concretos" e "incidir en decisiones estratégicas y operativas" a su favor por un precio irrisorio: unos 1.600 millones de dólares invertidos en elevar su participación del 4,8% al 9,8%. Es un precio muy inferior -entre seis y 20 veces más barato-, admite la propia empresa, de lo que le costaría una operación similar en una petrolera de la misma dimensión pero menos agitada accionarialmente que Repsol.

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Son los números de la propia Pemex los que revelan cómo se persigue una ganga. A tres meses de que cambie el Gobierno en España y a un año de que suceda lo mismo en México, la empresa mexicana ha encontrado en Sacyr y en su presidente Luis del Rivero -vicepresidente de Repsol, con notorios desencuentros con el presidente, Antonio Brufau- el punto de apoyo ideal para moverse. Se acabó el papel de socio tranquilo y seguro desempeñado durante 30 años en el negocio petrolero español.

Las cifras sobre la bondad de la operación para los intereses mexicanos forman parte de un informe reservado elaborado por la empresa estatal con fecha 1 de septiembre de este año titulado Contexto del aumento de participación de Pemex en Repsol al que ha tenido acceso EL PAÍS. Se trata de una descripción completa y fría -así son los negocios- de los beneficios de la ventana de oportunidad que le proporciona Sacyr Vallehermoso, primer accionista de la petrolera con el 20%. Pemex declinó ayer hacer comentarios acerca del documento sobre la operación en Repsol y la alianza con el grupo Sacyr Vallehermoso.

El grupo que preside Luis del Rivero, accionista de Repsol desde 2006, protagoniza el cuarto intento de golpe de mano en la petrolera, tras intentarlo con rusos (Lukoil), indios (Essar) y chinos (Sinopec). Con un crédito de 5.000 millones que le sirvió para tomar posiciones en Repsol y que vence en diciembre, el grupo constructor ha enviado una más que sonora señal a los mercados y a la banca. El mensaje: hay una batalla por librar con dinero de por medio.

Según el documento, la alianza con Sacyr Vallehermoso y su 20% en Repsol, que conlleva un aumento de la participación tradicional de Pemex en la petrolera del 4,8% al 9,8%, supondrá una inversión de alrededor de 1.600 millones de dólares. ¿Barato o caro? Una ganga según el informe. Porque, siempre según Pemex, "ejercer influencia suficiente para incidir en decisiones estratégicas de una empresa petrolera comparable [a Repsol], significaría inversiones considerables".


Porque adquirir al menos el 50% de una petrolera similar en tamaño, producción y reservas a Repsol -el documento cita a las compañía Hess Corp, EOG Resources, OMV, Reliance y BG Group- "oscilaría entre 10.000 y 30.000 millones de dólares". Entre seis y 19 veces más de lo que le puede costar la operación firmada con Sacyr Vallehermoso y su presidente, Luis del Rivero, tres meses antes de que se produzca un cambio de Gobierno. Cuando Pemex compara su inversión en Repsol con la toma del 50% de otra petrolera da a entender que aspira a ejercer una influencia equiparable a la que le daría tener el control, pero sin haber pagado por él.

Desde el punto de vista de los responsables de Pemex, la alianza con Sacyr encaja como un guante en sus objetivos estratégicos. En especial, en el de aumentar tanto el inventario de reservas (sobre todo en su área de dominio, el golfo de México) como la producción de hidrocarburos. En este punto, y así lo recoge el documento, hay un tema de especial interés para la empresa estatal mexicana: el acceso a la tecnología que utiliza Repsol en la exploración y la producción, especialmente en aguas profundas, donde hacer un simple pozo sin garantías de éxito sale por 100 millones de dólares. Para Pemex, la falta de experiencia y de tecnología para operar en lo más profundo de su dominio marítimo, supone uno de sus puntos débiles.

Pero no es solo la tecnología. Con los 1.600 millones de dólares de inversión, Pemex espera obtener una posición desde la que dirigir, incluso, los flujos de suministro de crudo hacia sus propias refinerías. Así, bajo el epígrafe "oportunidades derivadas del portafolio de downstream" Pemex detalla que en el apartado de refino puede lograr el "suministro de crudos que produce Repsol en Ecuador (napo y Oriente) para la refinería de Salina Cruz, para mejora de rendimientos" o "intercambios de barriles de crudo Maya destinados a las nuevas unidades de coquización en España por barriles de residuales rusos...". Más aún, la empresa considera que podría "optimizar la dieta de las refinerías para balancear la oferta de crudo mexicano, capitalizando la fórmula de precio de Repsol".

Para una inversión modesta, inferior a los 2.000 millones de dólares, el paisaje que describe Pemex desde la posición conquistada es más que interesante para cualquier empresa. Lógicamente, su valoración es contundente: "La operación", dice, "fortalece el valor estratégico de la participación de Pemex, y en caso de venta, hay mayor probabilidad de capturar un premio". Poco riesgo, muchos beneficios y mejora de posiciones. Una pera en dulce que empezó a tomar forma y brillo a partir de julio, cuando entró en vigor la reforma de la ley que elimina los blindajes en las compañías cotizadas. Ahora, tras la toma de posición, queda medir fuerzas.

El miércoles de la próxima semana tendrá lugar la reunión del consejo de Repsol. Allí se aclararán las estrategias y las posiciones de casa socio, incluida por supuesto, la posición de Caixabank (13%). Según las fuentes empresariales consultadas, en la reunión podría plantearse, como primera escaramuza la petición de Sacyr-Pemex para separar las funciones de presidente del consejo (que desempeña Brufau) y de un primer ejecutivo (consejero delegado, figura ahora inexistente) para que cada una la desarrolle un miembro del consejo.

Menos probable es que se plantee un aumento de la participación en el consejo tanto de Sacyr (cuenta con tres consejeros) como de Pemex (un consejero). En principio, la alianza ya tiene los cuatro consejeros que le corresponden y para tener derecho a un quinto debería superar holgadamente el 30% del capital y, por tanto, lanzar una opa sobre el 100% de la compañía.

La compañía mexicana, no obstante, una vez dado el paso de aliarse con Sacyr Vallehermoso, quiere sacar brillo a un hecho que recuerda a lo largo del informe sobre la operación: es accionista de Repsol desde 1990 aunque relacionada con el sector en España desde 1979 (a través de Petronor) y es el único accionista de Repsol perteneciente a la industria del petróleo y el gas.

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