viernes, 30 de septiembre de 2011

Una boda triste.

Una boda "triste"?


Así ha confesado Alfonso Díez que será su enlace con la duquesa de Alba el miércoles. Porque no acudirán todos sus hermanos y porque no hay uno solo de los hijos de la novia al que le parezca bien. ¿Acudirán Jacobo e Inka Martí?


Cuando Cayetana de Alba se convierta el próximo miércoles en señora de Alfonso Díez, muchos respirarán en el palacio sevillano de Dueñas. Tras la fiesta vendrá un poco de tranquilidad para la pareja, la familia, los entornos y los compañeros de trabajo. Aunque la celebración no dejará de ser un acto más o menos cotidiano, con no más de 30 invitados -hijos, yernos, nada de nietos, hermanos del novio y algún amigo íntimo-, un trance que según los allegados del contrayente, tal como confiesa él mismo en sus círculos más íntimos, va a ser "un poco triste".

Triste porque no acudirán todos sus hermanos. Triste porque los hijos de la duquesa consienten el capricho de su tercer matrimonio, pero no hay uno solo al que le parezca bien. Triste y con caras largas, porque si acuden todos -condición impuesta a saco por Cayetana tras el reparto de la herencia-, algunos de los que estén, como Jacobo Siruela e Inka Martí, lo harán claramente a la fuerza.

Sus planes a una semana del acontecimiento eran desaparecer un mes por Francia. "No queremos saber nada", iban diciendo a sus amistades, muy disgustados por la actitud de la novia. Pero la incógnita el jueves pasado era saber si, después del perdón requerido con peros por parte de la duquesa tras los insultos que dedicó a su nuera en directo en un programa de televisión, les convencerá finalmente para asistir a la ceremonia. En eso se emplean a fondo algunos de sus hermanos, sobre todo Eugenia, que también se mostró preocupada por las "desafortunadas" -término parece que consensuado por ambos, madre e hijo- declaraciones de la aristócrata.

La duquesa se ha disculpado públicamente. Pero con condiciones. La antaño periodista y hoy partenaire en el sello Atalanta, la nueva aventura editora del conde de Siruela, debería reconocer que su suegra, según ella, les ha ayudado, les ha dejado las mejores fincas de la familia en Salamanca y, además, les ha legado un pisazo en Madrid.

Quienes no han dejado de darle colorido a la boda han sido los propios sevillanos. En la ciudad ya es todo un acontecimiento. Se instalan vallas en las inmediaciones del palacio, y los más listos han hecho temporada con el merchandising: camisetas e imperdibles de I love DQS se venden en las esquinas de Triana y Santa Cruz.

Todo estaba más o menos listo este fin de semana. Por la capilla del palacio -el favorito de la duquesa, junto al de Liria en la capital-, los tres párrocos encargados del oficio recibirán al novio vestido de chaqué gris y a la novia con el secreto mejor guardado de estos días: el traje que le han confeccionado Victorio & Lucchino. Las apuestas en BetVictor situaban estos días como favoritos al beis para el modelo de la novia y al azul para el tono de corbata del novio.

Sí ha trascendido el menú: un bufé que no variará mucho de lo que habitualmente se sirve durante los tradicionales festejos en la residencia sevillana de los Alba. Allí, recibir a más de 20 personas para comer es algo frecuente. Habrá gazpacho, ajoblanco, marisco...

Mientras, es probable que Díez se haya tragado algunos sapos, como escoger de madrina a Carmen Tello, la mujer de Curro Romero e íntima de su novia, en detrimento de su hermana mayor. Un comunicado de la Casa de Alba defiende que la elección ha sido por "expreso deseo" del novio, pero es algo difícil de comprender para quienes le conocen bien: Díez y su hermana son uña y carne. Quizá haya prevalecido en la decisión cierto caché mediático, aunque al enlace no entrará más que un fotógrafo.

El novio, sin embargo, se ha declarado tranquilo ante la boda estos días. Ha seguido acudiendo al trabajo puntualmente a las 7.30. Se ha sentado en su sala junto a sus ocho compañeros y ha debido hacer cálculos aritméticos sobre las vacaciones, los moscosos -días libres para asuntos propios en la Administración- que le quedan libres y los 15 que va a disfrutar de permiso para la boda. Todo muy medido con vistas a su ya prácticamente segura excedencia y con el ánimo de no regalar ni una hora de más al Instituto Nacional de la Seguridad Social, donde hasta ahora desempeña su función.

De haber andado reiteradamente pidiendo un estatus de exclusividad con el que podría redondear su sueldo trabajando un par de horas más por la tarde, ha pasado a renunciar a esta cuando ya finalmente consiguió que se la otorgasen para disfrutar de su noviazgo. El salto de la Administración a la aristocracia, en su caso, se ha reducido sencillamente a una entrada para el cine, esa afición que proporcionó hace tres años un reencuentro que ha terminado en boda.

la lista de invitados
Si acude Inka Martí, la única nuera de Cayetana, coincidirá con todas las exnueras: Matilde Solís (ex de Carlos), María de Hohenlohe (ex de Alfonso), María Eugenia

(ex de Jacobo) y también con Francisco Rivera Ordóñez (ex de su hija y a quien considera como un hijo), su hermano Cayetano y la novia de este, la modelo Eva González. La duquesa ha dado preferencia a este grupo de hijos, nueras, exnueras, yernos y medio hijos a los nietos. Ninguno de ellos irá. Carmen Tello ejercerá de madrina de Alfonso Díez. Aunque su amistad es reciente, la que mantiene con la duquesa viene de lejos y ha sido decisiva en la relación de la pareja.

El torero Curro Romero, marido de Tello, ha obsequiado a los novios con uno de sus trajes de luces. También asistirá el doctor Trujillo, que operó a la duquesa hace casi tres años y le dio las ganas de vivir que le permiten casarse a sus 85 años. Díez tiene ocho hermanos, pero solo dos le acompañarán. Lo que no faltará en la capilla será un coro rociero ni una elaborada decoración diseñada por Victorio & Lucchino, los mismos creadores del traje de la novia y la madrina.

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