viernes, 9 de septiembre de 2011

Visitadores médicos, ya no.

Lo que queda de los visitadores médicos
La receta por principio activo limita el papel de los comerciales de los laboratorios, un colectivo antes cuestionado y hoy en declive - La relación de facultativos, pacientes y farmacéuticos cambiará


La forma en la que nos relacionamos con las medicinas está a punto de cambiar. Los pacientes tendrán que familiarizarse con la nomenclatura de las moléculas porque los médicos no podrán escribir el nombre de las marcas en las recetas salvo excepciones. Un decreto destinado a contener el gasto sanitario aprobado en agosto en Consejo de Ministros establece que son los farmacéuticos quienes tienen que dispensar el medicamento más barato del principio activo prescrito.

Doctores, pacientes y boticarios tendrán que adaptarse a un nuevo statu quo. También cambia, en buena medida, el papel de un gremio que representa una de las principales bazas de la industria farmacéutica para colocar sus productos: los visitadores médicos, una profesión "en peligro de extinción", según la define José Miguel Manzano, presidente de la asociación que los agrupa en Andalucía.

Un código ético prohíbe regalos a los doctores de más de 15 euros

"Pudo haber malas prácticas, pero ya no", reconoce un profesional

El problema es que la industria monopoliza la formación sanitaria
La medida aprobada por el Gobierno no entrará en vigor hasta el 1 de noviembre. Entretanto habrá que adaptar todo el sistema sanitario al nuevo paradigma. La semana que viene, las empresas farmacéuticas comenzarán a ofertar precios de sus principios activos al Ministerio de Sanidad.

Las arcas públicas sufragarán solo el más barato de cada molécula (o los más baratos, si el precio menor coincide). Serán estos los que tendrán que vender en las farmacias cuando el paciente lleve la receta. A igual precio, decide el boticario. No se trata necesariamente de una implantación total de medicamentos genéricos. Los que tengan patente en vigor que eran subvencionados seguirán como hasta ahora, lo mismo que sucederá si las marcas ofrecen el precio más bajo o lo igualan.

Perderá parte de su sentido el trabajo de algunos visitadores médicos. Si se dedicaban a promocionar y a informar a los facultativos de las bondades de productos sin patente en vigor para que el doctor se decantase por su marca a la hora de recetar, esta labor ya será en balde, puesto que ya no es el médico quien decide. El trabajo de estos comerciales especializados en la salud se restringe a aquellos productos nuevos que no pueden ser copiados por otros laboratorios para que los médicos sigan al día y los tengan en cuenta a la hora de buscar curas para sus pacientes.

Aunque la visita médica que informa sobre nuevos productos es la mayoritaria y la que aporta más valor, el gremio va más allá y se queja de que esta labor también se resentirá. "Si se venden menos fármacos con marca, las empresas que innovan ganarán menos dinero, tendrán menos para investigar, sacarán menos productos nuevos y no será necesaria tanta información y promoción", argumenta Óscar Rilo, presidente de la Confederación Española de Visitadores Médicos (Ceatimef).

Esta organización asegura que ha pasado de casi 16.700 afiliados a 11.411 en los últimos tres años y medio. La previsión es que tanto los ERE como los despidos puntuales dejarán la nómina en alrededor de 10.000 a finales de año, algo a lo que ayudará la falta de trabajo para quien promocionaba medicamentos sin patente. Uno nuevo nicho de trabajo y de promoción para los informadores pueden ser las farmacias, que ganan capacidad de decisión.

Tanto asociaciones de visitadores como médicos aseguran que la labor de estos profesionales ya no es tan turbia y que esa fama de comprar a los médicos a base de caros regalos que tenían hace unos años pudo tener alguna base en su momento, pero que ahora carece de todo fundamento. "Hace una década que está en vigor un código deontológico que solo nos permite informar y dar formación. Lo demás son regalos de menos de 15 euros. Bolígrafos, libretas para tener un detalle. El resto pertenece al pasado. No niego que haya existido algo de mala práctica, pero la mayoría hemos promocionado de forma ética. Es causa de despido procedente regalar más allá de formación pura y dura", explica Javier González, de la Asociación de Visitadores Médicos de Lugo. Es algo que corrobora Carlos González-Vilardell, presidente del Colegio de Médicos de Sevilla.

Asegura que nunca ha recibido esos viajes para toda la familia o esos lujosos obsequios que dejaban la imagen de los visitadores a la altura de cuasi sobornadores. Define a estos profesionales como "grandes aliados del médico". "Gracias a ellos estamos al día. Llegan con nuevos productos, informan, dejan muestras. Ahora, como productos nuevos hay pocos y los que llevan años tienen genéricos, pues se quejan de que no sacan dinero para nuevos productos. Ahí hay algo de verdad porque no hay sustento económico. Como consecuencia, el visitador se ha reducido muchísimo. Y con las nuevas medidas habrá cada vez menos", relata González-Vilardell.

El problema de esta buena relación entre médicos y visitadores es la dependencia que los facultativos tienen de la industria farmacéutica en lo que se refiere a su formación. Iniciativa per Catalunya presentó en el Parlamento catalán en mayo pasado una moción para propiciar que los doctores tuvieran vías de reciclaje independiente de quienes se benefician con el gasto farmacéutico. La diputada Laia Ortiz explica que, además, pretendían suprimir o limitar la visita médica: "No es tolerable que unos comerciales se puedan pasear por las consultas en horario laborable con toda la libertad para vender sus productos". La moción fue rechazada por la mayoría de la cámara con votos de PSC, PP y CiU.

Los visitadores defienden que hacen su trabajo en momentos que el médico no presta consulta. Las asociaciones les hacen un calendario para que no coincidan varios en los mismos centros de salud a las mismas horas. Algo que será cada vez más difícil si la nómina de profesionales sigue la senda de los últimos años.

La receta por principio activo se puede ver, pues, desde diversos puntos de vista. El que prima es el del enorme ahorro que le va a suponer a las arcas públicas en una época en la que se buscan recortar en todo lo posible los gastos superfluos. La medida viene además acompañada por una rebaja en los precios de referencia de todas las medicinas, con lo que el Ministerio de Sanidad calcula un recorte del gasto de unos 2.000 millones de euros.

Pero hay otros. Algunos profesionales consideran que su libertad de prescripción se ve limitada, ya que aunque la dirección general de Farmacia garantiza la bioequivalencia de los productos con un mismo principio activo, hay un margen de diferencia de un 20%, que en algunos casos puede ser suficiente para que las dosis no hagan el mismo efecto.

La postura generalizada, sin embargo, es la que expresa Serafín Romero, secretario general del Consejo de Colegios Médicos de España: "Entendemos que todos los medicamentos que se dispensan legalmente han pasado controles y cumplen unos mínimos exigidos. Lo que pedimos es que haya el menor cambio de envase y la bioapariencia del producto sea lo más uniforme posible".

Los médicos hacen hincapié en esto para no despistar al paciente, sobre todo al mayor, que está acostumbrado al aspecto de sus medicamentos. Hasta noviembre, el ministerio estudiará también algunas excepciones, según explica José Martínez Olmo, secretario general de Sanidad: "Habrá que dar alternativas a los pacientes que presenten alergias al excipiente, por ejemplo". Pero la industria farmacéutica, de la que dependen los visitadores, ven la situación desde una perspectiva muy diferente.

La patronal que agrupa a las empresas del sector, Farmaindustria, pierde ingresos con cada recorte en el gasto sanitario. "El real decreto ley 9/2011 aprobado por el Consejo de Ministros supone de nuevo un durísimo golpe para la industria farmacéutica española y va a tener unos impactos muy elevados que repercutirán negativamente sobre el empleo y las inversiones en I+D, poniendo en riesgo la viabilidad de muchas compañías.

Se trata de la tercera medida en 18 meses que afecta al sector farmacéutico, con impactos totales cercanos a los 5.000 millones de euros, lo que equivale a un 30% del mercado, a lo que hay que sumar los graves efectos que están teniendo para el sector algunas medidas de política farmacéutica adoptadas por ciertas comunidades autónomas. En este contexto, se producirán nuevos recortes en el empleo; en el último año se han perdido ya más de 5.000 puestos de trabajo directos y otros 15.000 entre indirectos e inducidos", se queja una industria que cada vez prescinde más de su nexo de contacto con los médicos.

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