viernes, 10 de febrero de 2012

El bastón del Rey/cuento corto.

Por Bolívar Hernández


Cuento corto. (Para un viernes nublado y lluvioso). Este relato es sobre bastones y otras nimiedades rídiculas. Cuando he manifestado mi hondo deseo de poseer un bastón de madera fina (puede ser ebano, cedro o caoba) y con empuñadura de plata. La concurrencia, sea cual sea, abren los ojos y la boca de admiración y reproche. ¡Cómo se te ocurre eso ! Es un deseo caro, pero yo lo valgo, respondo de inmediato. Cuando llega a cierta edad, como a la mia, tiene uno el derecho de darse ciertos gustos sofisticados, pero que implican un gozo tremendo. La empuñadura de plata en un bastón, aparte de ser algo elegante y único en esta comarca, significa un atractivo para los ladrones locales; porque nunca habrán visto tanta plata junta. Tendré que ir a México, a Taxco, para encargar a un orfebre la hechura de esa empuñadura de plata y que sea adecuada para apoyar la mano derecha.
Mientras ese deseo se materializa, ayer estrené un nuevo bastón; más práctico y funcional. Es de aluminio, no pesa casi nada. Color azul metálico. Es ajustable a varias medidas, con un inteligente sistema parecido a los binoculares, se ajustan extrayendo una pieza de otra. Tiene brújula incluida, por si uno se siente perdido, ahí se indica dónde está el norte. En el mango del bastón tiene una lámpara o linterna con una luz blanca y potente, para andar por las noches con toda seguridad. En la punta de apoyo, es posible quitar la parte de hule que sirve de soporte y aparece una especie de gran clavo metálico, propicio y útil para subir o bajar una montaña con nieve, sin caer rodando con peligro de heridas graves. Por este trópico húmedo no me será posible saber si es práctico el caminar con el clavo de fuera.
Esta historia tiene que ver con el Rey Juan Carlos de España, él casi siempre se lastima las rodillas por ser un gran deportista, y yo le sigo la huella, porque me fijo en qué tipo de muletas o bastones le recomiendan sus médicos a su Majestad. Y el Rey yo, en eso nos parecemos mucho, tenemos el mismo bastón, el que tiene él se diferencia del mio en que tiene claxon o bocina de automóvil. Ni modo, yo soy un Rey diferente.

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