domingo, 5 de febrero de 2012

Mis padres me han robado todo.

Mis padres me han dejado sin nada; no me hablo con mi familia"
Arantxa Sánchez Vicario arremete en sus memorias contra sus progenitores, a los que acusa de dilapidar su fortuna y de no tratarla igual que a sus hermanos tenistas, Emilio y Javier





"Nací en una familia de tenistas y vi este deporte desde pequeña. Naces, pero tienes que trabajar para seguir puliéndote y ser una campeona. Sacrificas muchas cosas en un deporte muy mental, en el que hay que saber controlar las emociones", cuenta Arantxa Sánchez Vicario por teléfono y desde Moscú, donde acaba de debutar como seleccionadora de España, que ayer se inclinó (3-2) ante Rusia en la primera ronda de la Copa Federación.

En 30 segundos, la exnúmero uno, ganadora de cuatro grandes y de cuatro medallas olímpicas, resume los valores de toda una vida. En un suspiro, subraya los temas que han marcado una carrera única, el sacrificio, la familia, la mente y las emociones. En unas pocas frases aparecen los conceptos que maneja en ¡Vamos! Memorias de una lucha, una vida y una mujer, su biografía, que publica mañana y en la que carga contra su familia, según los extractos publicados por El Mundo, que edita la obra a través de La Esfera. "No me hablo con mi familia", escribe la exjugadora, casada con el empresario Pep Santacana desde 2008 pese a la "rotunda" oposición de los suyos. "Me han dejado sin nada".

Hay dos libros opuestos y dedicados a un solo clan, el de los Sánchez Vicario. Está Forja de Campeones y está ¡Vamos! Memorias de una lucha, una vida y una mujer. El primero, escrito por Emilio Sánchez y Marisa Vicario, los progenitores de Arantxa, Emilio (exnúmero uno en dobles, siete en individuales y plata olímpica), Javier (exnúmero 23), y Marisa, cuenta cuáles fueron los valores que formaron a tantos campeones. El segundo, que es el de la exjugadora, es la historia de la destrucción de esos lazos. Hay un punto de inflexión. Ocurre en 2010. Se presenta en público Forja. Arantxa no acude: "Había llegado la hora de quitarnos las máscaras y demostrar que el mito de una familia Sánchez Vicario unida y feliz era eso: un mito", escribe. "El comportamiento de mis padres me ha hecho sufrir mucho. En los últimos meses he vivido situaciones tan duras que todavía hay momentos en los que pienso que es una pesadilla. Lo cierto es que la relación con mi familia no existe. ¿Cómo es posible que todo lo conseguido haya desaparecido, no exista? (...) Soy la víctima y la engañada".

El dinero y la disciplina marcan la ruptura. "Me han dejado sin nada, estoy endeudada con Hacienda \[fue condenada a pagar 3,5 millones por tributar en Andorra mientras vivía en España\] y mis propiedades son muy inferiores a las que tiene por ejemplo mi hermano Javier, que a lo largo de su vida ha ganado mucho menos que yo. ¿Puedo aceptar este abuso y quedarme callada? No voy a hacerlo", dice en su libro la extenista, de 40 años. Según la WTA, organismo regidor del tenis femenino, Sánchez Vicario ganó casi 17 millones de dólares (unos 12 de euros) durante su carrera. Los patrocinios sumados en ese tiempo elevarían sus ingresos hasta los 45 millones, según la hoy seleccionadora. Fuentes conocedoras del mundo del tenis y del entorno de su familia están sorprendidas por la insinuación de la bancarrota ("tiene un barco, casas...") y por esa elevada cifra de ganancias: restan los altos impuestos a los que son sometidos los premios de los torneos (hasta un 35%) o que Arantxa no disfrutara de un gran contrato publicitario fuera del mundo del tenis ("con marcas al estilo Sharapova").

"Mi padre ha disfrutado de plenos poderes para decidir y gestionar los recursos", relata. "Ha hecho las inversiones que ha considerado oportunas y ha administrado la totalidad de mis ganancias. Mensualmente se me otorgaba una cantidad de la que yo le daba cuenta puntual y en ningún momento me preocupé de preguntarle. Nunca dudé de la forma en la que mi padre gestionaba mi dinero. Hoy me encuentro sin recursos", añade. "Lo pasé fatal con lo de Hacienda. Fijar mi domicilio en Andorra fue una decisión derivada de mi entorno".

Arantxa, cuenta el libro, que estudian los abogados de sus padres, fue una niña que robó una moto de la academia en la que se entrenaba para escaparse. Una adolescente que vio cómo sus padres querían que se retirara a dormir y abandonara la fiesta de su cumpleaños. Una campeona agobiada por su "sombra fiel", su madre - "Para ella la disciplina y la victoria pasaban por delante de cualquier otra consideración, cuando tal vez lo que yo hubiera precisado eran unas palabras de cariño"(...) "Llegué a dudar de mi valía e incluso busqué la ayuda de psicólogos para recuperar mi autoestima"-. Una mujer feliz de retirarse en 2002 -"Acababa de conquistar mi libertad personal"-. Una tenista que vio cómo su familia lo gestionaba todo, mientras que su hermano Emilio decidía por sí mismo desde los 18. Y una seleccionadora, finalmente, que ayer solo quería hablar de la Copa Federación: "Estoy aquí porque las jugadoras lo han querido".

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