martes, 7 de febrero de 2012

Rubalcaba.

Rubalcaba
José Blanco


El PSOE ha hecho una campaña y un 38 Congreso estupendos; por su fuerza, por su autocrítica, por su democracia; por su vocación de unidad y cambio, por sus dos excelentes candidatos.

El momento de los prolongados aunque vigorosos mensajes/discursos de los candidatos durante el desarrollo del Congreso, previo a la emisión de los votos, inclinó la balanza hacia Alfredo Pérez Rubalcaba por tan sólo 22 votos de diferencia (487 votos en favor de Rubalcaba, 465 en favor de Carme Chacón). Vale la pena recordar que en julio de 2000 Rodríguez Zapatero derrotó a José Bono apenas por nueve votos de diferencia.

No prevaleció durante la campaña “el cambio [en la dirección del partido] tranquilo y seguro” que propugnaba Rubalcaba; lejos de ello la contienda fue dura, con envites a fondo entre él y Carme Chacón, especialmente en Andalucía, la capital del socialismo español, que aporta 25 por ciento de los delegados electores.

Como era de esperarse, con programas similares, la lucha se estableció con discursos que apelaban a la “juventud” y a la “experiencia”, respectivamente. La balanza se inclinó al final, ligeramente, por la “experiencia”. Un asunto que, en su discurso, Rubalcaba quiso convertir en chascarrillo: “Bueno… ella sólo ha dicho 58 veces que yo soy el pasado y yo sólo he dicho 60 veces que tengo mucho más experiencia que ella, pero [hubo] respeto y elegancia”; no tanta, debieron pensar los delegados.

Carme María Chacón Piqueras, abogada, nació en Esplugues de Llobregat, provincia de Barcelona. En 1971, a los 16 años, inició su militancia en las Juventudes Socialistas del Partido Socialista Catalán (PSC). Fue cuatro veces diputada por la circunscripción electoral de Barcelona ganadas desde el PSC, antes de ocupar diversas posiciones de gobierno. Después ocuparía diversos cargos de gobierno hasta ser designada ministra de Defensa, cuando tenía siete meses de embarazo.

No hay duda de que durante las campañas hubo un corrimiento hacia la izquierda en las propuestas programáticas en ambos candidatos, pero ello ocurrió casi siempre por la iniciativa de Chacón. Un corrimiento tardío que los delegados al 38 Congreso empujaron un tramo más hacia la izquierda.

No sólo fue la contienda entre los candidatos la que operó ese corrimiento, fue también una necesidad frente al gobierno de Rajoy, más a la derecha que ningún otro gobierno de la derecha, incluido el de Aznar. En los meses que vienen la sociedad acusará recibo en las calles de las atrocidades de la derecha y ahí debe estar el PSOE.

“Unidad y cambio” fue una de las síntesis propuestas por Rubalcaba para el futuro del PSOE. “Unidad”, que fue traducida de diversos modos por el candidato, aunque puso especial énfasis en que debía llegarse a un partido federal y superar lo que hoy se asemeja más a “una confederación de partidos” socialistas, situación que introdujo no pocas veces incoherencias ideológicas y políticas.
Rubalcaba no sólo hacía una propuesta que explicó con amplitud, sino aludía sutilmente a algunos gestos autonómicos de Carme desde el PSC. Rubalcaba propuso estudiar y debatir todo lo que fuera necesario y llegar a acuerdos votados que obligaran a los socialistas a mantener las mismas tesis fundamentales para todo el territorio español. Esto era para él un aspecto sustantivo de lo que llamó “un partido renovado”.

Unidad quiere decir también, en palabras del nuevo secretario, que la Comisión Ejecutiva Federal con la que opera el partido el secretario general, y que incluye a representantes de todas las autonomías, fuera una representación del PSOE federal de todos los socialistas españoles y no una instancia a la que llegan los representantes concibiéndose a sí mismos como representantes sólo de las autonomías de las que provienen.

Rubalcaba hizo fe de europeísmo y propuso luchar por una Europa federal que borre más fronteras y opere como unidad, cediendo más soberanías, y luchar por ello buscando crear un partido socialista europeo.

La autocrítica más profunda fue referida directamente a la pérdida de la confianza de las mayorías de España, debido a la política económica del gobierno socialista. Qué duda cabe que el gobierno del PSOE rindió la plaza a los halcones del déficit, a los neoliberales a ultranza, a los grandes banqueros, y lo hizo a través de las decisiones de la dupla Merkozy. Rubalcaba reconoció que el costo de la pérdida del poder se explica porque nada hicieron frente a lo que él mismo llamó los “caciques [financieros] del siglo XXI”, y no dudó en asegurar que los grandes banqueros se han propuesto gobernar al mundo.

Aunque sea ahora después del niño ahogado y desde la oposición, se propondrán buscar las alianzas europeas para cambiar el estatuto del Banco Central Europeo a fin de que agregue a su función de controlar la inflación (función que en este momento resulta ridícula), la de apoyar el crecimiento.

Con la voz muy en alto, llamó a luchar por que la política y las instituciones del Estado de bienestar estén por encima de los mercados.

Pidió una vida austera a los socialistas, y en alusión a quienes se enriquecieron medrando con el poder, recordó haber dicho mil veces a los propios socialistas: “Si no vives como piensas, acabarás pensando como vives”

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