viernes, 24 de febrero de 2012

Un principe dormido para siempre.

Los médicos del príncipe Friso creen que no recobrará la conciencia
El hijo menor de Beatriz de Holanda sufre un daño cerebral masivo
Será trasladado a una clínica privada por si se produce un milagro
Incierto futuro para Friso de Holanda



El príncipe Juan Friso de Holanda, que quedó sepultado durante unos 23 minutos por una avalancha de nieve en Lech (Austria) el viernes pasado mientras esquiaba fuera de pista, podría no recobrar jamás la conciencia al sufrir masivos daños cerebrales por permanecer demasiado tiempo sin recibir oxígeno. Así informó a la prensa este mediodía el equipo médico que le atiende desde el día del accidente en la clínica universitaria de Innsbruck.

La situación del hijo mediano de 43 años de la reina Beatriz de Holanda es grave y actualmente no se puede decir con exactitud si alguna vez volverá a estar consciente, aseveró el director de traumatología de la UCI de la clínica tirolesa austriaca, Wolfgang Koller. La gravedad de su estado se ha sabido gracias a una resonancia magnética a la que fue sometido ayer. Los 50 minutos que tardaron los servicios de emergencia en reanimarlo fueron decisivos, y sumados a los más de 20 que permaneció sepultado, hacen que lo más probable es que los daños sean irreversibles.

Si alguna vez recuperara la consciencia, tendría que someterse a meses de rehabilitación neurológica o incluso años, por lo que, por si ello ocurriera, la familia real holandesa busca ahora una institución de rehabilitación adecuada para Juan Friso, padre de dos hijas de 5 y 6 años con la princesa Mabel. La reina Beatriz ha suspendido su agenda hasta el próximo miércoles y, aunque tiene previsto volver a Holanda durante el fin de semana, se prevé que permanezca junto a su hijo y su nuera durante los próximos días. En los actos oficiales será sustituida por el príncipe heredero, Guillermo.


La reina Beatriz de Holanda junto al príncipe heredero Guillermo, el príncipe Constantino y la princesa Mabel, hermanos y esposa del príncipe Juan Friso, a su llegada al hospital universitario de Innsbruck, Austria, el 24 de febrero del 2012.

Friso, un esquiador experimentado, se deslizaba por una zona fuera de pista no cerrada, pero con alerta de aludes 4 (alta) de un máximo de 5. Iba con un amigo austriaco de la infancia, el propietario del hotel donde se aloja en Lech su familia desde hace décadas para pasar sus vacaciones de esquí.

Su compañero, al que también enterró el alud, logró salvarse por llevar un airbag contra avalanchas de nieve, mientras que el príncipe, aunque iba también perfectamente equipado para esta posibilidad, carecía de él. Por eso permaneció 23 minutos bajo 40 centímetros de nieve hasta que pudieron sacarlo, operación en la que colaboró su propio amigo y miembros de rescate de montaña, de seguridad de pista y voluntarios, quienes le localizaron gracias al GPS que llevaba consigo, que lanzaba pitidos.

Esos 23 minutos “fueron muy, muy largos. Puede decirse que demasiado largos“, recalcó Koller.

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