domingo, 26 de febrero de 2012

Wert: un personaje peculiar en España.

JOSÉ IGNACIO WERT | Ministro de Educación, Cultura y Deporte“Rajoy es como Santiago el Mayor”
Al ministro de Cultura no le preocupa ser el miembro peor valorado del Ejecutivo. Lo que le importa "es la valoración que los españoles puedan hacer dentro de 15 años"


Pregunta. Es usted el ministro peor valorado del Gobierno. No irá ahora a renegar de las empresas de sondeos, a las que se ha dedicado toda la vida.

Respuesta. Ni loco, ni loco. Y mentiría si dijera que me lo tomo con gran satisfacción. Pero uno tiene que ser el primero y otro el decimotercero; yo, como lo soy por orden alfabético, estoy muy hecho.

P. ¿Rajoy (ha reaccionado dejándole) le ha dejado sin postre?

R. De momento no ha dicho nada, no he recibido recriminación alguna. Es evidente que, en este ministerio y en el curso de la legislatura, la valoración personal del ministro tendrá que sufrir los altos y bajos que le toquen en función de las cosas que tenga que hacer. A mí me importa mucho menos mi valoración personal que la valoración que los españoles puedan hacer dentro de quince años del cambio en la educación que queremos traer.

P. Ha entrado como elefante en cacharrería. ¿Ha probado a tomarse una tila?

R. Yo soy de poco café, y descafeinado. He arrasado con muy pocas cosas. Pero entiendo que este es un terreno muy goloso para el ejercicio de la oposición política y, en algunos casos, también de la demagogia.

P. La carga policial de Valencia y su afirmación de que el PSOE quiere la violencia son lo más conciliador que se le ocurre?

R. Sólo manifesté sorpresa de que el PSOE defendiera formas de protesta violenta.

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P. ¿Cargarse Educación para la Ciudadanía era lo más urgente?

R. No era lo más urgente, ni yo lo he presentado así. Era un compromiso electoral del partido que ha ganado las elecciones.

P. Ya. Y el desconvocar oposiciones, quitar un año a la ESO... Una tromba.

R. Sí, todo es una tromba. Pero, a mi juicio, mucho peor es el pantano, con un 30% de jóvenes que abandonan el sistema educativo. Yo prefiero organizar un pequeño tsunami a que vivamos felices en un pantano hundiéndonos cada vez más.

P. ¿Con usted a los obispos se les ha aparecido la Virgen?

R. No creo que haya un solo obispo en España que me confunda con la Virgen bajo cualquiera de sus advocaciones.

P. ¿Bajo qué advocación se le apareció Rajoy? ¿Qué tipo de arcángel?

R. ¿Y por qué tenía que ser un arcángel? Podría ser un santo de otras características.

P. ¿Quizá Santiago el Mayor?

R. Hijo de Zebedeo, y Juan su hermano. Pues sí, Rajoy es como Santiago el Mayor. Le va bien con la cosa gallega. Me convenció a la primera. Primero, por ser él quien me lo pedía. Aunque si me lo hubiera pedido otro es probable que también hubiera dicho que sí. Es un honor que no cabe rechazar.

P. O sea, que lo que le iba era la marcha.

R. No. A mí lo que me iba es que, en una situación muy difícil del país y en un ámbito bastante difícil también como es el de la educación, consideraba que no tenía derecho a decir que no.

P. Desde que es ministro, ¿se nota el cuerpo más retrechero?

R. Muchísimo menos retrechero. No da para retrechar nada.

P. Cero, un coñazo; diez, pedazo de plan. ¿Cómo se lo pasa en los consejos de ministros?

R. Pues, de momento, cerca del diez. Planazo, planazo, planazo no, pero coñazo, menos.

P. ¿Qué compañero o compañera de Gabinete le excita más?

R. Ahora sí que me tengo que poner un poquito pedante. Excitar es un verbo muy polisémico. Tengo muy buena relación con todos. Pero quizá de más antiguo con José Manuel García Margallo, con quien me divierto mucho.

PERFIL

Tiene 61 años y dos hijos, quiere, como taurino, “hacer una faena artística” en el Ministerio, y, remedando la obra de Reginald Rose, dice, aparentemente en broma: “En el Gobierno somos trece hombres sin piedad, y con el presidente, catorce”. Se considera un virtuoso del orden y la limpieza, le gusta el cine, viajar y ver la tele y, en el terreno musical, se confiesa casi fanático de Adele y Russian Red. “Eso, por no remontarme a los Beatles”, remata.
P. Pues le está mojando la oreja con el Instituto Cervantes.

R. Es que el Cervantes es una competencia compartida, pero orgánicamente siempre ha dependido de Exteriores. Ahora estamos planteando una reforma para clarificar un poco las cosas.

P. O sea que no están ustedes como Montoro y De Guindos.

R. Para nada, para nada. Pero... A ver, a ver, a ver, corrija [ríe]: Yo lo que veo es que son dos ministros que se llevan muy bien. (Yo creo que hay un buen reparto de las competencias y de los papeles).

P. Habiendo sido pilarista, ¿estaba ya predestinado para tocar el cielo?

R. Bueno, me imagino que contribuye. Pero yo creo muy poco en la predestinación.

P. No quiero ni pensar la cuchara que podrá meter ahora en el CIS, aprovechando su profesión anterior.

R. El CIS creo que es una de esas pocas instituciones que ha sido respetada por todo el mundo bajo distintos gobiernos. Para que siga así no se debe dejar meter la cuchara a nadie. Ni siquiera a mí, que me lo merezco.

R. Como especialista en mediciones, dígame quién es el más largo del Gobierno.

P. Espero que no suene a peloteo: su presidente. De lejos.

P. Dijo que Rajoy tenía "un carisma chiquitito debajo de la barba". Claro, como no se afeita...

R. Era una forma más o menos desenfadada de señalar que un dirigente político, el que sea, llega a su meta, y de repente surgen analistas y exégetas por todas partes que donde no veían nada encuentran un carisma.

P. El hábito hace al monje.

R. El poder hace el carisma.

P. Usted, que ha sido adjunto al presidente del BBVA, ¿puede asegurar que los banqueros son gente normal?

R. Los banqueros son gente perfectamente normal y mucho más tratable y afectiva de lo que la gente se cree.

P. Son incluso cariñosos.

R. Hombre, habrá de todo (ríe). Digamos que no lo da el sector. Pero no está excluido. En una situación como esta, en que la banca tiene un papel capital en la reanimación económica del país, estaría en el interés del sector, de la propia banca el aproximarse a la gente de una forma más cariñosa, (Los banqueros tendrían que ser más cariñosos), por usar sus propios términos.

P. ¿Usted será cariñoso con los artistas y deportistas? Con los estudiantes ya veo que no.

R. Sobre todo con los profesores. Una sociedad vale lo que valen sus maestros.

P. Pues tendrá que tirar de las orejas a Esperanza Aguirre.

R. No se me ocurriría tal cosa. Con los profesores ella se disculpó.

P. En público, habla usted en tercera persona. ¿No da crédito a que es (el) ministro?

R. Probablemente sea por eso. Esto ya pasa a la cosa dramática: es una forma de distanciamiento para no perder el contacto con la importancia de lo que está haciendo y con la poca importancia de lo que uno es.

P. Aparte de ver el fútbol, ¿cómo se aplica lo de ministro del Deporte?

R. Hombre, no estoy en mi momento más brillante, por una hernia, y no puedo practicar el tenis, mi deporte favorito. Pero procuro hacer una vida sana, andar deprisa y nadar, sobre todo en verano.

P. ¿Cómo se come eso de que es democristiano voltairiano?

R. No lo dije yo, es una leyenda urbana. Me lo aplicaron. Cuando era joven, y de esto ya hace mucho, pasaba por ser una persona de cierta acidez, y militaba en un partido democristiano, el PDP, en el que cariñosamente me conocían con la etiqueta del volteriano Wert.

P. ¿Ha pasado de ácido a hermana de la Caridad?

R. Bueno, la edad te hace inevitablemente más bueno, incluso aunque tú no pongas mucho de tu parte.

P. En el teatro, ¿qué personaje le gustaría representar?

R. Me fascina el prota de Doce hombres sin piedad, el que hacía Henry Fonda, Número Ocho, que apuesta y convence a los otros once de la inocencia del acusado.

P. ¿Qué utiliza para dormir?

R. Huy, una cosa muy vulgar: pijama con camiseta.

P. ¿Ni una gota de Chanel número 5?

R. Yo tengo una piel muy agradecida, y me dura el perfume de la mañana.

P. ¿No ir ya al palco del Bernabéu lo ofrece como sacrificio por la conversión de los socialistas?

R. No (ríe). Si lo ofreciera como un sacrificio tendría que reconocer que de momento va dando muy buenos resultados. (Que no se me obligue a decirlo más claro).

P. ¿De qué serie de televisión está colgado?

R. En este momento de dos, aunque más de una que de otra: colgado de Boardwalk Empire y semicolgado de Pan Am.

P. ¿Y nada de Amar en tiempos revueltos?

R. Tengo las mejores referencias de esa serie, pero me da vergüenza lo que voy a decir: no he visto ni un episodio. Jamás. (difícil: hora) (Creo que debemos de ir por 1980 y dentro de poco se convertirá en una serie futurista, adelantará...) De Cuéntame, en cambio, he sido superfan . He sido y soy.

P. Ha dicho que el personaje que mejor le representa es Don Juan Tenorio. Cuente, cuente.

R. No, no, no. Era una broma. Abiertamente. (Cero. Es un personaje que no me gusta nada).

P. De taurino, ¿toreará de capote, de muleta, con el salto del tigre?

R. Me gustaría que fuera una faena artística. Pero saldrá ganado bronco, y habrá que hacer de todo.

P. ¿Hay algo que le despeine?

R. Desafortunadamente, eso ya es una tarea metafísicamente imposible.

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