lunes, 27 de agosto de 2012

Los padres de los niños asesinados, eran normales.

Un exmilitar y una veterinaria de clase media, amables y educados

Los padres de Ruth y José formaban una familia convencional hasta su separación

José Bretón, durante una prueba pericial. / FRANCIS J. VARGAS
José Bretón nació en Córdoba en 1973 y, cuando desaparecieron sus hijos, llevaba casi medio año en paro tras haber ejercido de conductor y haber participado en misiones militares en Bosnia, aspecto este que se ha considerado clave en la personalidad del acusado. Conoció a su exesposa, Ruth Ortiz, en la capital cordobesa, donde ella estudió la carrera.
Ambos pertenecen a la clase media, de la que también son sus familias. Él nació en La Viñuela, en un barrio popular y comercial donde aún viven sus padres. Estudió en un colegio religioso.
Bretón se hizo militar y participó en misiones en Bosnia, donde sus conocidos afirman que pasó por malas experiencias que le llevaron finalmente a abandonar las armas. No obstante, fue durante este periodo donde aprendió a mantener una actitud psicológica que le ha permitido poner en jaque a la policía y al resto de la sociedad durante 11 meses.
Conoció a su mujer, Ruth Ortiz, en Córdoba mientras ella estudiaba Veterinaria. Se casaron en 2002 y vivieron durante unos meses en la capital cordobesa. Más tarde se trasladaron a Almería y, finalmente, a la urbanización Nuevo Portil de la costa onubense, a escasos 20 kilómetros de la capital, ciudad de donde es la mujer.
Tras la separación, ella se traslada a la zona conocida como Huerto de Paco, un barrio también de clase media situado en la capital y cerca del colegio al que acudían los niños.
Ella es una persona muy querida en Huelva y él, hasta su encarcelamiento acusado de la desaparición de sus hijos, era considerado muy educado, tanto en la capital onubense como en Córdoba.
Tras un primer intento de separación, José Bretón solicitó ayuda psiquiátrica. La relación se hizo insostenible poco antes de la desaparición de los niños y Ruth Ortiz comenzó los trámites de la separación, circunstancia que ella considera detonante del terrible suceso del 8 de octubre y que atribuye a una “venganza” de Bretón por el fracaso del matrimonio. Un día después de la desaparición de los niños, Ruth Ortiz denunció a su marido por "vejaciones”.

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