martes, 14 de agosto de 2012

¿Vida en Marte?

¿Vida en Marte?
Javier Flores
La humanidad ha estado obsesionada con la posibilidad de vida en Marte. La literatura es testimonio fiel de esta preocupación. La obra de HG Wells La guerra de los mundos (1897) es considerada la primera propuesta literaria acerca de los marcianos, a los que no pocas veces se ha imaginado como seres con intenciones hostiles. Su influencia fue tan grande que la adaptación radiofónica realizada por Orson Welles en 1938 llegó a provocar pánico entre los habitantes de Nueva Jersey. Los testimonios en el cine son también abundantes, desde las películas de terror que presentan alienígenos llenos de maldad hasta las versiones francamente hilarantes como los de la cinta ¡Marcianos al ataque!, de Tim Burton. Hoy seguimos empeñados en esa presunción, aunque ahora ya no se piensa en seres verdes alargados y cabezones, sino en las huellas que pudieran dar certeza de la presencia de alguna forma de vida (quizá microscópica) en el planeta rojo.
Curiosity, que arribó hace apenas unos días gracias a una proeza de la investigación aeroespacial, es un sofisticado laboratorio móvil que cuenta con la tecnología más avanzada de la que se dispone para detectar rastros de vida fuera de la Tierra. El sitio al que llegó, el cráter Gale, corresponde a una región en la cual, a partir de las observaciones realizadas desde nuestro planeta y a través de misiones espaciales previas, se presume que pudo haber agua, elemento esencial para la vida. Pero, ¿cómo se responderá a la pregunta que nos ha obsesionado durante tanto tiempo? Entre los dispositivos con los que cuenta este laboratorio se encuentran dos que están directamente relacionados con esta búsqueda: la Cámara Química (ChemCam) y el Analizador de Muestras de Marte (SAM) –las abreviaturas corresponden a sus nombres en inglés.
La ChemCam puede realizar un análisis rápido de las rocas y del suelo, lo cual permite identificar su composición, algo que es muy importante, pues proporciona los datos para conocer el medio ambiente en el que se formó la roca. El dispositivo cuenta con una cámara de muy alta resolución para identificar la alteración física de los materiales. Las composiciones de las piedras que han tenido algún contacto con el agua son muy diferentes de las de aquellas que no lo han tenido. El hallazgo de alteraciones producidas por agua sería un indicio sobre las características del entorno de la muestra analizada, lo cual resulta clave para saber si alguna vez fue un lugar habitable.
Este complejo dispositivo puede detectar además la presencia en el suelo y las rocas de los elementos químicos esenciales para la vida como oxígeno, nitrógeno, carbono e hidrógeno. También puede determinar la presencia de materiales peligrosos para futuras misiones tripuladas, como plomo y arsénico. Para ello, la ChemCam está instalada en un mástil del vehículo rodante y realiza sus análisis a distancia (hasta de siete metros), desde donde dispara un láser dirigido hacia un punto (del tamaño de la cabeza de un alfiler) y vaporiza su objetivo. Esto produce una luz a partir del material ionizado por el láser, que luego es analizada mediante diversos dispositivos. A partir de los resultados se puede guiar al vehículo hacia los sitios más adecuados para realizar exámenes más detallados con otros dispositivos.
El SAM está formado por tres instrumentos: un cromatógrafo de gases, un espectrómetro de masas y un espectrómetro láser, que permiten avanzar aún más en el análisis de elementos y compuestos químicos. A partir de mezclas de gases tomados directamente de la atmósfera marciana, los separa e identifica en ellos las moléculas presentes a partir de su peso molecular y sus cargas eléctricas, lo que permitirá identificar la presencia de productos químicos característicos de la vida, como metano, bióxido de carbono y vapor de agua. También puede analizar muestras de polvo de rocas obtenidas mediante el brazo robótico de Curiosity para buscar moléculas orgánicas.
Como se puede ver, se trata de la tecnología más avanzada empleada hasta ahora en una misión a Marte, cuyo objetivo es buscar indicios de vida pasada o presente. Si la indagación resulta exitosa y se encontraran esos signos vitales, sería uno de los mayores logros científicos de la historia y se abrirían caminos hasta ahora insospechados al conocimiento. Si, por el contrario, no se encontraran estas huellas, no se trataría de un fracaso, pues, como han señalado algunos expertos, apenas se está rasguñando la superficie del planeta rojo y habría que buscar las respuestas por debajo de ella.
La misión Curiosity comenzará a enviar los resultados de sus análisis dentro de poco tiempo y estará en suelo marciano durante varios años. Mientras, la humanidad permanece ansiosa, para saber si sus sueños sobre el planeta rojo han sido la anticipación de algo real.

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